Cuenta la leyenda que Tezcatlipoca vagaba por las noches con la forma de un gigante, envuelto en un velo y llevando su cabeza en la mano. Los miedosos al verlo caían muertos, pero los valientes lo agarraban y le decían al dios que no lo soltarían hasta la mañana. El gigante Tezcatlipoca suplicaba que lo soltaran. Si el hombre llegaba a retener al gigantesco monstruo hasta el amanecer, éste le ofrecería riqueza y poderes para que lo dejara partir. Entonces el hombre recibía 4 espinas, le arrancaba el corazón, lo ponía en una tela y se lo llevaba a su casa. Para que al desdoblar la tela en donde lo habia metido sólo encontraba plumas blancas o una espina o ceniza o harapos.
Tezcatlopoca era un gran enemigo de Quetzalcoatl, en cuyo mito evoca una gran lucha. Tezcatlipoca solo deseaba la destrucción de los toltecas de Tula, que eran aquellos que veneraban a Quetzalcoatl, antes de que llegara a convertirse, luego de la caida de los toltecas, una de las principales divinidades aztecas.
Un día, los habitantes de Tula vieron entrar en la ciudad a tres brujos, uno de los cuales era Tezcatlipoca bajo la apariencia de un hermoso joven. Éste sedujo a la sobrina de Quetzalcoatl, hija del rey de esa ciudad, Uemac, y en una gran fiesta bailó y entonó un canto mágico. Pronto fue imitado por un gran número de toltecas, a los que condujo hacia un puente que sedió debido al exceso de peso, y se hundió, haciendo caer a la mayoría al río, donde fueron convertidos en piedras. Despues apareció haciendo bailar en su mano un muñeco. Maravillados los toltecas, se amontonaron tanto para ver el prodigioso y maravilloso espectáculo, que muchos de ellos murieron asfixiados. Entonces les dijo que debían matar a Tezcatlipoca por los males que había ocasionado. Lo mataron, pero enseguida su cuerpo empezó a exhalar un fuerte olor que hizo que muchos de los toltecas que lo olieron murieran. Despues de tantas pérdidas, consiguieron echarlo de la ciudad cuando ya casi la habia arruinado por completo.
