Buenos días, buenas tardes o buenas noches queridos lectores. El día de hoy (aunque algo atrasado) les presentaré un poco cobre los dioses Mictlántecuhtli y Mictlancíhuatl, el dios y la diosa del infierno azteca, espero les sea de su agrado e importancia.
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Mictlántecuhtli (izq.) y Mictlancíhuatl (der.) |
Mictlántecihtli y Mictlancíhuatl son ambos los dioses del infierno azteca, eran una representación de la dualidad ya que era el hombre y la mujer quienes regían el infierno, eran los gobernantes del Mictlán (lugar de los muertos), que se creía estaba ubicado lo más al norte posible y en las profundidades de la tierra. Estos dioses habitaban hasta la novena y última etapa del Mictlán, ya que era esta la última sección del infierno donde las almas de los muertos cruzaban, y es aquí el momento en que por fin se les otorgaba el descanzo eterno que buscaban.
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tallado de piedra de Mictlántecuhtli |
A estos dioses se les representaba con máscaras hechas con craneos humanos, su cuerpo estaba cubierto por huesos. Sus máscaras las adorban negros cabellos, encrispados, además tenía unos ojos estelares, ya que vivian en la oscuridad completa.
Hay algunos animales que se identifican con estos dioses, tales son el buho (
tecolotl), los murciélagos, las lagartijas, los ciempies, y los gusanos, ya que son animales que normalmente habitan en lugares como cuevas y cavernas, las cuales se creía que eran las entradas al Mictlán.
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Mictlancíhuatl |
Se dice según una leyenda, que en la creación del hombre, Quetzalcóatl tuvo que ir a buscar a los dioses del Mictlán huesos para poder formar a los seres humanos. Fue ahí donde Mictlántecuhtli le dijo "te puedes llevar esos huesos, pero al final han de volver a mí". Es por esto tambien que Mictlancíhuatl tiene una especial relación con la vida, no solo por el hecho de ser el ente femenino de esta pareja de dioses, sino tambien porque todo lo que de su seno sale, está dotado de vida.
Como en mi anterior entrada había dicho,
Xochitonal era con aquel que debían pelear antes de poder ver a los señores de la muerte, para que las almas lograran paz eterna.